Erasé una vez un niño llamado Mark que vivía en una casa pobre.
Él no celebraba la navidad.
No la celebraba porque no la conocía.
Un día estaba todo nevado y salió a la calle.
Por el camino encontró a un mujer que le dijo:
¿Qué te has pedido para reyes?
Nada.
¿Por qué?
No se lo que es.
Son tres hombrecitos que viajan por el mundo dando regalos.
¡Que guay!
Dile a tu madre eso.
Mark se lo dijo a su madre y la madre le dijo que era verdad.
A la mañana siguiente era reyes y encontró dos regalos.
Un balón y un muñeco.
Después vio a la misma mujer y estaba Mark muy contento.
En los proximos años siguió celebrando la navidad hasta que tenía 18 años.
Después le echó reyes a sus hijos y siguió viviendo feliz con su esposa llamada Zaida.